viernes, 28 de diciembre de 2012

Una suerte de inventario...



Cambian los hogares. Cambian las coordenadas de uno mismo y de los otros en la ciudad. 

Cambiamos las ventanas por balcones y terrazas. Cambiamos el lugar-soporte donde solemos sentirnos acobijados pero, ante todo, cambiamos el mangrullo desde donde miramos en perspectiva con la intención, manifiesta o no, de conquistar espacios y tiempos que escapan a las posibilidades intramuros, del aquí y del ahora, de la aprehensión inmediata. Así es como en cada proyección también nos mudamos, camuflados entre las bandadas de pájaros que migran durante los últimos minutos de luz del día o fundidos en algún punto luminoso que surca la noche oscura a millones de años luz. 

Este es un rincón de mi casa que todavía, por novedad, no lo es del todo. Un borde que, hasta el momento, sólo se descubre de esta forma al salir. Una imagen. Una suerte de inventario del estado siempre corporal de la cuestión, mejor dicho, de la vida. Otra suerte de poética del espacio, de disposiciones que, en realidad, no dicen más que de nosotros mismos.

Dentro y fuera. Aperturas. Esa puerta, destrabada del frío metálico del acero, que suele corroerse ante el desuso.

En la pared, antes de la esquina que deriva en otra cara, un atardecer incrustado. Casi ocaso de la noche, calibrado por el peso de las llaves originales, pasadas y actuales. La copia, a disposición. Y a disposición el interruptor que mueve con audaz intermitencia los juegos de luz y los juegos de penumbra.

Pensamos que sabemos lo que sucede cuando abrimos o cerramos la puerta para jugar, pero en realidad no tanto como suponemos. Y así será.

lunes, 22 de octubre de 2012

La rueda y el camino


"Como una estrella fugaz penetra el cielo.
Como si un velo aceptases desechar.
Adonde quieras venir yo podré llegar.
Es sólo pedir que allí me tendrás entero"


Como una historia de dos que narra, simultáneamente, los modos y el trazo comùn, la rueda y el camino se hacen en el mismo andar. La rueda se posa, hunde su piel de caucho y copia, en lo àspero de su rostro, las texturas; colores; aromas; temperaturas y otras mañas del camino que viene siendo. Mientras el camino, se deja afectar por el trazado particular del rodado, besando sus formas, en un càlido abrazo de verano o una caricia dorada de otoño.

A pesar de las apariencias, no existe asfàltica dureza o filosa irregularidad; cuesta o bache infranqueable que pueda resistirse al giro neumàtico, que deviene inevitable con la paradòjica manifestaciòn del viento: fuerza vital y respiro, potente huracàn y serena brisa marina.

Por supuesto, otras huellas y heridas son siempre posibles. Es por eso que algunas ruedas prefieren incursionar la seguridad del cauce, del camino realizado y pisado que invita a deslizarse sin preocupaciones, mientras otras se aventuran al polvo volàtil de la estepa o al barrial de pantanos y vados, que discurren por las facciones de sus rostros dejando marcas imborrables.

De todos modos, giro tras giro, huella a huella, la rueda y el camino prueban su inmanencia y las posibilidades de un rodar infinito que ni la erosiòn del viento, ni los kilòmetros acumulados; ni las cuestas sin horizontes o las bajadas mortales, detiene.

La rueda sólo deja de girar ante el sinsentido de la decadente tibieza, débil pulsar de los caminos abandonados.

jueves, 17 de mayo de 2012

Al otro lado del río

Yo muy serio voy remando,
muy adentro sonrío.
Creo que he visto una luz
al otro lado del río.


jueves, 29 de marzo de 2012

Hacer un puente...

con los tonos de este otoño,
que asoman tibios desde los confines de mis frazadas;
con las hojas secas,
manto de cada pasaje, cada rincón, cada paso;
con los haces de luz
que estallan y discurren sagaces por los cielos de marzo;

con las instantáneas
que proyectan y potencian cada sensación, cada impulso, cada rayo;

con tus cordones,
siempre a punto de alterarse, bailando al compás de tus pies;
con las palabras de luz
y las que no podemos decir porque no existen, también;
con los acordes y canciones
que hablan por mi, por vos;
con los vientos
que dan vida a los rizos de tu sonrisa;
con los cítricos de tu perfume
soñando sobre mi almohada;

con la luna apostada,
casi llena, sobre el río, brillante testigo;

con los deseos presentes,
sincrónicos,
polícromos,
encarnados, en cada presagio de abril.

Hacer un puente para brillar,
incandescentes.

martes, 13 de marzo de 2012

Canción para aventurar(se)


LAsus2                    LA/SI x 2 
Se eleva el frío que tiñe incierto
mi onírica soledad.
Sueño con cerros, mares, caminos,
con otros para despertar.

MImaj7                     REmaj7
¿Quién soy yo para tocar tu calma?
MImaj7          pasaje REmaj7-MImaj7-DOmaj7
¿Adónde van las hojas sin nombrar?

LAsus2                   LA/SI x 2
La brisa enciende las emociones,
sonrío sin preguntar nada más.
Los mil destinos susurran tibios
acordes, sin rostro ni edad.

MImaj7           pasaje REmaj7-MImaj7-DOmaj7
Y voy rodando bajo un sol de abril.

MImaj7                   REmaj7
En otro enero fue que hizo “crack”,
como una rama seca, todo mi cuerpo.
Itinerante andar del ángel gris.

MImaj7         (armónicos trastes 12 y 19)
Ese regalo fue mi calma.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Un lugar en tu almohada (inteligente)

[Hay un rincón de tu pelo
en el que yo me perfumaré.
Hay un rincón de tu pelo,
sobre la almohada, esperándome]

lunes, 27 de febrero de 2012

"Las trillizas de Belleville" (2003)


Sinopsis: adoptado por su abuela Madame Souza, Champion es un niño pequeño y solitario. Dándose cuenta que el niño nunca es más feliz que cuando está sobre una bicicleta, Madame Souza lo somete a un riguroso entrenamiento. Los años pasan y Champion se convierte en un claro merecedor de su nombre. Ahora está preparado para participar en la carrera ciclista más famosa del mundo, el Tour de Francia. Sin embargo, durante esta carrera dos misteriosos hombres vestidos de negro secuestran a Champion. Madame Souza y su perro fiel Bruno se proponen rescatarlo. Su búsqueda les lleva al otro lado del océano, a la enorme ciudad de Belleville, donde encuentran a las conocidas "Trillizas de Belleville", tres estrellas del music-hall de los años 30 que deciden acoger a Madame Souza y a Bruno. Gracias al gran sentido del olfato de Bruno, la valiente pareja pronto está tras la pista de Champion. Pero, ¿tendrán éxito para combatir los diabólicos planes de la mafia francesa?

lunes, 20 de febrero de 2012

Eternal sunshine

"How happy is the blameless vestal's lot!
The world forgetting, by the world forgot.
Eternal sunshine of the spotless mind!
Each pray'r accepted, and each wish resign'd"